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Borgiana 2 – La pared

 

 

© All rights reserved  Ernesto Tancovich – Argentina

 

Los montoneros de Aldao le dan alcance. Ya acorralado, ve de pronto abrirse el muro, lo atraviesa, respira. Del otro lado quedaron el estampido de los pistolones, la gritería, los vapores de vino rancio y sudor. Se interna en otra noche, de pasadizos y cuartos incógnitos, atormentada de ruidos nunca escuchados, de relampagueos. Desconcertado, vacila entre los fantasmas chillones que se agitan en el rectángulo de luz y los ojos de la tía Edurne. Ella, que ha presenciado cosas raras en dos continentes, repara en esa mirada de loco que dispara a todas partes sin hallar asidero. “Señor”, le advierte, molesta por la intromisión, “ha equivocado usted el camino. Por aquí no es”. Entonces Francisco Narciso de Laprida, que en olvidada tarde invernal ha rubricado la independencia de unas crueles provincias, desanda la noche, vuelve a trasponer el muro, lo siente cerrarse  a sus espaldas, despierta. Las erróneas visiones del sueño se desvanecen. Y en un vendaval de alaridos, pólvora y cuchillos retorna la historia.

 

 

Obra Pictórica – Carlos Alonso