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Seattle – Un poema de Jorge Vilchiz

  • Poesía

 

 

Por Jorge Vilchiz

 

 

Tierra incógnita y sagrada.
De canoas de cedro, de los bosques salvajes
y de las tribus indias milenarias.
Tus aguas pacíficas de bravos oleajes
arrastran hacia tus costas carabelas emisarias,
que derivan, que naufragan.

 

Tierra incógnita y sagrada.
De un pueblo con vestigios en la piel
de la tierra oxidada,
de peregrinos del tiempo, con sus mitos y cuentos,
se mezclan los lenguajes, se mezclan las razas
y se internan asombrados entre tus paisajes,
esculpiendo tus veredas y construyendo sus casas,
casas temerosas del fuego, casas enemigas de los vientos.
Y te tornas en una alquimia de nuevos linajes.

 

Tierra incógnita y sagrada.
Te rebelas a tener un alma frágil
y resurges como el ave egipcia,
levantando orgullosa tu vuelo hacia las alturas.
Ciudad esmeralda que el mar acaricia
rodeada de espejos brillantes de gran hermosura,
de roca y ladrillo te labra el sabio Albañil.

 

Destellos de oro de auroras boreales,
visita de naves extrañas desde las Pleyades.
Tus marineros brindando con la lluvia
y tus rubias brillando como el sol,
guerreros valientes atravesando Lemuria
y levitando en tu cielo, la nave mágica de Kenneth Arnold.
Esa es tu esencia, esa es la fuerza de tu corazón.

 

Como se ha clonado la Tierra
en la mirada de tus mujeres bellas,
impregnadas de luna, impregnadas de estrellas
con sus dedos mágicos, con su piel de seda.
Bellas dementes que conversan con el viento,
sirenas doradas que cautivan en tu puerto.

 

Aguas vagabundas,
te besan los pies amenazantes.
Mientras en tu lejanía, emergen del centro de la Tierra,
los milenarios dinosaurios danzantes.

 

Tierra del Zeus y del Poseidon americano
soy, extranjero en el North West,
que se aventura en tu suelo, como el café colombiano.
Ciudad de esmeralda, diosa de las aves,
de poderosos señores que son dueños del aire.

 

En ti se conjuga la maravilla del tiempo.
La flecha, la lanza, el viejo galeón,
poderosos buques amos de los mares
y tus niños ansiosos de teleportacion,
vigilan tu cielo con rayos mortales.

 

Gaviotas mecánicas como naves Mayas,
altivas se posan en tus rascacielos.
En ti se realizan mis sueños astrales
que en un rayo cósmico, cruzan las murallas,
hasta otros mundos donde floto y vuelo.

 

Seattle, tu espíritu es temerario, impetuoso y desafiante,
ciudad de masones con su Geometría Sagrada
Howard S. Wright te martillo hermosa y de forma elegante,
jugaba con las líneas y las distorsionaba.
La montaña muda extiende su canvas,
para que en ti dibujen, la joya arquitectónica, más alta y rara.

 

Seattle, eres la mixtura de mentes inquietas,
eres una alquimia de mentes brillantes,
que te van clonando en la nueva Atlantis.

 

 

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01-01-2010 Autor: Jorge Vilchiz Pilar