Rebka la sunita
Rebka la sunita
cruzó el Mar Rojo
con una azucena
en las manos.
Sangre fiera
noches de guerra
entre las montañas donde
se desgrana la muerte.
Lleva sus muertos
en los ojos
bajo el cielo de una América
libre y soñadora.
Rebka la guerrillera
del Este de África.
Amazona ligera
en los vientos del siglo 20.
a las ocho de la mañana.
Hablamos de Eritrea
con la nostalgia de un regazo.
Manos suaves que en el pasado
estremecían al cielo con una Kalashnikov .
Hoy nos vemos a los ojos
con la complicidad de ser inmigrantes
bajo la lluvia de Seattle.
A Anna Ajmátova
La muerte florece en nuestras pupilas
en los días de interminables desembarcos.
Cuanto dolor
queda en los sobrevivientes.
¡Hurgaremos en las celdas clandestinas!
Jesús, el muchacho “levantado”
será un número de archivo.
Vendrán nuevos inviernos Anna.
Imploraremos libertad
pero algunos moriremos en la espera.
¡No hay atalayas!
¡No hay centinelas!
¡No hay profetas
que nos auguren buenos tiempos!
Crueldad, desolación,
terror, ejecución
bajo
un verdugo despiadado.
XI-VIII-MMXI
Anna Ajmátova – Nathan Altman