Hace algún tiempo yo escribí un poema;
para ti amada mía, para ti cariño mío.
Ese poema era de amor y sentimiento;
que fluía muy dentro de mi ser sediento.
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Emocionado en tus manos lo entregué;
tú, ansiosa y sorprendida lo aceptaste.
No puedo olvidar ese gran momento;
cuando tus bellos ojos transparentes,
recorrieron el papel verso por verso.
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Tus sensuales labios leve se movieron,
tu boca deliciosa no pronunció palabras;
pero era obvio que leías con detalles,
el contenido de aquellos pensamientos.
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La imagen de tus gestos aun la guardo;
aquí en mi memoria, ahí en mi corazón.
Cuando tú leías, solamente sonreías;
y recuerdo que emocionada me decías:
-¡El poema esta muy lindo caro mío!-
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Ese poema, que del amor un día surgió;
en la guerra Nicaragüense el se perdió.
Hoy trataré de recordar y reconstruir;
el sentir, que ni el tiempo pudo destruir.
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El poema decía mas o menos así:
yo era un joven que buscaba amor;
tú, una jovencita llena de dulzura;
tú, una muchachita repleta de amor.
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Yo te dije aquel día mirándote a los ojos,
que deseaba y quería amarte de verdad;
tú, musitando al oído palabras sin enojos;
me decías, que me amarías con sinceridad.
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Yo traté de encontrarte en el silencio,
de aquel tiempo de mi vida cotidiana;
pero, fue casi imposible el poder verte;
pero, fue difícil acercarme y conocerte.
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Yo te busqué, por toda la mañana fría;
yo te imaginé, en aquella tarde dorada;
anduve cerca de tu vida y de tu morada;
pero te escapabas delante de mi vista.
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Como suele suceder en la existencia;
pude conocer de ti, algunos familiares;
y logré platicar con bellas amistades….
¡Pero a ti, amor mío yo no te encontré!
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¡Pero a ti, encanto mío no pude sentirte!
Solamente sentía que estabas en un sitio;
Esperando, para dar un grandioso amor;
preparada, para recibir toda la felicidad.
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¡Al final surgió el milagro de la gran unión!
Yo soñé contigo en las noches de quietud
y en una tibia mañana llena de confusión;
yo desperté y te encontré en aquella multitud.
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Desde aquel momento propicio y fantástico;
tú fuiste el amor de mi vida para la eternidad.
Yo té escribiría este poema que fue romántico;
Para contarte las penurias en busca de tu amor.
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Como te dije en los versos del poema antiguo;
hoy también te digo con certeza y con franqueza:
¡Yo siempre seré de tu existencia el fiel guardián;
que te cuidará y te amará, especial princesa bella!
Escrito por Julio Cesar Torres
Obra pictórica – Marc Chagall